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viernes, 28 de septiembre de 2018

El hombre en el espejo parte 3

Consultorio del Doctor Edmond McGregor
Al día siguiente


Luego de pasar la noche en la habitación de Michael fue directo a su consultorio. No había tiempo de ir a sus aposentos ya que se había quedado dormido justo al amanecer después de haber pasado toda la noche leyéndole. No sólo tranquilizaría su libido sino que sentía que así lo guiaba en el camino para su retorno a la realidad, a la vez que cubría su insomnio. En determinados momentos se quedaba asombrado viendo a Michael dormir plácidamente, como si nada lo perturbara y con una expresión en paz en su rostro.


—Doctor McGregor, recibió correspondencia hoy —Wilma la enfermera de turno, entró hablando a su consultorio sin tocar antes sacándolo de sus cavilaciones con brusquedad, eso le fastidió pero intentó ocultar su malestar. La enfermera dejó sobre el escritorio varias cartas y le sonrío— desea algo, un café... o quizás algo más… —ronroneó en su mejor intento por coquetear, moviendo de forma extraña sus labios al hablar que estaban pintados de un tono de rojo tan fuerte que le hería la vista, fue totalmente desagradable para él.
—No gracias —Ed, respondió serio, estaba harto de esa enfermera —estaré muy ocupado por favor que nadie me interrumpa.

La voz del doctor era distante. No volvió a mirarla y sólo se enfocó en la primera carta que estaba sobre las demás. Inmediatamente ansioso por ya leerla, no prestó atención a la enfermera que salió sin añadir nada más. Ella era una mujer algo joven y nada respetuosa, con premura abrió aquel sobre y comenzó a leer su contenido.


Apreciado amigo Edmond,
El caso de su paciente, Michael, a pesar de ser delicado, estoy gratamente asombrado de los magníficos avances que ha tenido en su tratamiento. Sacar a una persona del estado catatónico no siempre es posible ¡y usted lo que ha logrado! Me da esperanza en que pueda recuperar algo de su cordura; pero amigo mío, no se mienta, si llegara a recuperarse sólo será por cortos lapsos de tiempo y no siempre lo logrará del todo. Por eso, debe ser paciente y sobre todo debe hablarle mucho y evitar la medicación que lo duerma. Úselo únicamente en casos extremos y siga con la medicación que le ha suscrito hasta ahora
Está demás decirle que eso será de por vida.
Querido amigo, confío plenamente en sus progresos, no me cansaré en decirle que fue mi mejor alumno y estoy orgulloso del extraordinario profesional que ha logrado ser, lo que ha conseguido es asombroso. Como sabe perfectamente en el campo de la Esquizofrenia hay muchas ramas y usted es de los pocos que pueden identificar sus síntomas correctos; por ello, le invito nuevamente a que escriba todos sus logros y pasos que ha tomado no sólo con este paciente sino con los demás. Mi apoyo total e incondicional, si es que algún día quisiera seguir mi consejo y publicarlos.
Le aconsejo que siga teniendo las charlas con el paciente, haga que le platique más y deseo que me cuente sobre sus avances especialmente con el espejo. Ese detalle es muy importante del cual me siento totalmente orgulloso por haber sido quien le dio la idea de cómo llegar a él. Me tomé la libertad de enviarle recortes de revistas de los nuevos reportes sobre la esquizofrenia. Al igual que unas entrevistas que salieron en uno de los diarios aquí. Toda la información que necesitarás en un futuro, no dude en pedírmelo.
Con suma atención, quedo de usted,
Charles Dickson,
Profesor de Psiquiatría
Universidad de Pensilvania

Edmond dejó a un lado la misiva y leyó los recortes con mucho interés. Sabía que había logrado mucho con Michael, pero también está al tanto que no podía dar por sentado nada. Michael tenía que mejorar, estaba totalmente convencido de poder traerlo a la realidad, permanentemente.

Luego de revisar rápidamente los recortes, los hizo a un lado para leerlos con calma en la tranquilidad de su habitación. Se recostó en su asiento, miró hacia el techo y sonrió al pensar en Michael. Tenía muchos planes en mente y quería estar con él para cuando despertara, así que dio indicaciones para que al mediodía llevaran dos charolas con comida a su habitación. Ed estaría allí para cuando despertara; por eso, quería apresurar todo su trabajo porque en dos horas aproximadamente debería el bello ángel durmiente volver a la realidad.


»continuación...

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