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lunes, 22 de febrero de 2021

Fanfic: Salvado (Destiel-Supernatural) Capítulo 3

La promesa


Castiel.

Ese nombre lo repitió varias veces en su mente y cada vez que lo hacía, su piel vibraba como si con eso le demostrara que estaba vivo, vivo y feliz de tener a ese hermoso ángel en sus brazos. No se sintió avergonzado ni sintió remordimiento de ninguna clase al darse cuenta que lo que realmente deseaba era follar a ese angelical ser y quitarle su pureza. Se sentía egoísta y se repetía una y otra vez que ya era hora que él fuera feliz. Una felicidad real y no una mera ilusión y él en ese momento era feliz como nunca antes lo fue o lo sería y eso era gracias al ángel que estaba en sus brazos, sus cabellos negros alborotados caían en ondas a los lados de su cara y su piel tan blanca como la nieve expuesta a un rubor que estaba seguro era del placer de ser tocado por él.

Castiel era suyo y eso nadie lo podía evitar, así tuviera que enfrentarse al mismo Dios para mantenerlo a su lado.

—No intentes luchar contra los designios de mi padre, Dean —lo amonestó, Castiel.

—No te van a apartar de mí, Cas, no lo harán.


* * * * * 

Castiel se quedó mirando a Dean por un largo rato mientras sus manos formaban siluetas en sus pieles. él nunca antes se había sentido tan atraído por otro ser y menos por uno humano. Si bien ya antes había ido a la tierra, nunca ninguno de ellos había despertado en él ese deseo de querer pertenecer a alguien como se sentía con Dean.

Sabía que se había perdido cuando al entrar al infierno lo vio con esa expresión de aparente satisfacción por torturar al alma de esa mujer, pero Castiel pudo ver más allá de esa fachada, de ese muro que tenía erguido ante tanta miseria y horror. Su alma lo había estado llamando y cuando le dieron la misión de ir a rescatarlo del infierno, no dudo en ir a rescatarlo de ese horrendo lugar.

No pudo evitar emitir un profundo gemido cuando Dean comenzó a hurgar entre los glúteos de la forma humana que había adquirido gracias a un envase disponible que aceptó recibirlo. Ya lo había preparado para ese momento y agradecía haberlo hecho con tiempo.

Jimmy era un buen hombre y por ellos sería recompensado.

—Estás pensando muy fuerte, Cas —escuchó que la voz de Dean era juguetona y sonrió. Ahí se dio cuenta que esa habitación lo estaba afectado, Dean lo estaba afectando y el hecho de que pronto tendría que dejarlo ir, lo estaba afectando aún más y eso no pudo comprender el por qué.

— ¿No deseas ver a tu hermano? —preguntó sabiendo cuál sería su respuesta.

—Sí, pero deseo más estar a tu lado —respondió, pero Castiel sabía que eso no era del todo cierto. Dean deseaba estar con ambos. Deseaba ver a su hermano y tenerlo a él a su lado.

Ahí tomó la decisión que regiría sus vidas para los años que vendrían.

—Tócame, Dean.

Y de inmediato sintió como era presionado contra las almohadas y Dean ponía parte de su peso sobre él. Sus manos comenzaron a moverse sobre su piel de una forma distinta, sus labios le recorrieron la piel buscando nuevas sensaciones haciendo que Castiel soltara gemidos y lamentos de placer que jamás pudo haber sido capaz de soltar por voluntad propia.

Al llegar a su miembro, Dean se detuvo. Sus manos a escasos centímetros de su pulsante erección y los labios de él demasiada cerca, tanto que podía sentir su respiración sobre la piel sensible del miembro de Jimmy haciendo que sintiera por primera vez sensaciones tan fuertes e intensas que no las comprendía del todo.

« ¿Padre, algo está mal en mí?» preguntó algo asustado.

Castiel jamás había estado con nadie y ver la vacilación en Dean hacia que comprendía perfectamente el miedo y las reservas que él sentía. No era que no quisiera intimar con Dean, sino era el miedo a no ser suficiente, a no lograr hacerlo sentir y sobre todo que luego que ocurriera, los dos se arrepintiera de lo que ambos hicieron.

Castiel, se movió lo suficiente para que Dean volviera a estar a su nivel y cuando lo hizo lo quedó mirando y comprendió que ni él ni Dean estaba aún preparado para poseer al otro.

—Dean, debes volver —insistió y antes que lo interrumpiera con otra protesta lo acalló con un suave beso en los labios, cuando de nuevo tuvo su atención, siguió—: Te prometo ir por ti y estar a tu lado cada vez que me necesites. Te prometo nunca abandonarte a pesar que pienses que no estoy a tu lado, cada vez que me llames, acudiré a ti sin demora. Pero ahora, debes volver, tienes una misión importante y no puedo seguir deteniéndote aquí, no puedo ser tan egoísta.

— ¿Me prometes que volverás conmigo? —preguntó con la clara intención de no separarse. En Castiel algo se le rompió dentro de él al escuchar en ese tono de voz, grueso y rudo, una nota de inseguridad y miedo. Él sabía que jamás rompería su palabra.

—Te lo prometo, Dean —No dijo si volverían juntos aun así él pensaba retornar a él e hizo que su expresión demostrara lo sincero que era y cuando vio que Dean se tranquilizaba, pero no lo suficiente como para convencerlo de volver, Castiel añadió—: Y al regresar no recordaras nada de este lugar, ni de mí. Lo único que no puedo borrar de ti serán los sentimientos que se han formado entre nosotros, ese sentimiento jamás nadie nos lo podrá quitar. Cuando nos volvamos a ver, tú no me recordaras, Dean.

Evitó que Dean protestara dándole un beso intenso, profundo en el cual le quitó parte de los recuerdos de su encuentro. Desgraciadamente no podía quitarle los recuerdos del infierno, pero si podía borrar los que se refería a él y su rescate y gracias a que estaban vinculados, podía hacer que su sufrimiento sea un poco más llevadero, eso podía hacer por Dean.

Sabía que no recordar todo lo volvería loco, ya que él sentiría que algo faltaba, pero no había otra forma que sea distinto, Dean era un instrumento de Dios y él debía seguir los designios para los que había sido creado.

Al romper el beso, vio como Dean se deslizaba a un lado de él y caía sobre las almohadas, inconsciente. Castiel le acarició la cara a Dean y prosiguió con su misión que era devolverlo al mundo.

—Por favor, no me olvides del todo, Dean —murmuró a los labios ajenos sellando un suave beso.

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